Francesco Borromini fue un arquitecto italiano que trabajó como cantero en las obras de la catedral de Milán, antes de trasladarse a Roma en 1619, donde fue cincelador en el taller de Carlo Maderno, quien lo introdujo en el mundo de la arquitectura romana al tomarlo como colaborador para la realización de obras como el palacio Barberini. Cuando Bernini triunfaba ya como arquitecto y empezaban a desplegarse las formas del Barroco, Borromini recibió su primer encargo en solitario. Su incansable deseo de superación se concretó en el estudio constante de manuales de arquitectura (algunos de los que integraban su biblioteca tenían notas de su puño y letra) y en la profundización en la obra de Miguel Ángel, de quien fue un gran admirador. Aunque se le conoce sobre todo por sus obras religiosas, Borromini fue también un solicitado arquitecto de palacios y casas particulares, entre los que destacan los palacios Spada y Falconeri. Su última obra fue la fachada de San Carlo alle Quattro Fontane, iniciada por él en 1665 y finalizada en 1682 por su sobrino Bernardo, después de que Borromini se quitara la vida en 1667, según algunos debido a los terribles celos que sentía de Bernini.
No hay comentarios:
Publicar un comentario